Es uno de los problemas más comunes en los países desarrollados, una verdadera pandemia que llevamos ya muchos años sufriendo, pero que no llama tanto la atención. Se estima que más de la mitad de la población en países del primer mundo tiene problemas de sobrepeso, aunque en la mayoría de casos no es algo exagerado ni preocupante. Estar un poco por encima de nuestro peso no es lo más recomendable, pero es una situación que puede llegar a controlarse en cierto punto. Sin embargo, cuando llegamos al nivel de obesidad, todo se vuelve más grave. Y es que no se trata solo de lo poco estético que puede ser un cuerpo con mucho sobrepeso, sino de todos los problemas que acarrea esta enfermedad, con trastornos colaterales. Desde problemas coronarios a colesterol alto, fatiga e incluso ansiedad y depresión, por culpa de esos kilos de más. La obesidad tiene la culpa de muchos de los problemas comunes que sufrimos hoy en día. Y es que muchas veces no le damos tanta importancia como la que tiene, porque pensamos que es algo normal.
El hecho de estar en un mundo tan competitivo, con la presión de estar siempre perfectos, ha provocado un efecto rebote en muchas personas. El body positive promovido en los últimos años es necesario, pero también un arma de doble filo. Hay que quererse tal y como es cada cual, pero debemos buscar la manera de estar lo más sanos posibles, y desde luego, el sobrepeso es un gran problema para ello. Hay diferentes condiciones que pueden provocar un aumento de peso, desde la toma de ciertos medicamentos hasta síndromes como la tiroides. Sin embargo, la solución en la mayoría de casos suele ser muy sencilla: vida sana, dieta equilibrada y ejercicio. Con el poco tiempo que tenemos hoy por hoy, entre el trabajo, la familia y las demás obligaciones, encontrar hueco para cocinar sano es complicado. Y lo del ejercicio físico muchas veces se enfoca tan mal que uno acaba dejando la práctica deportiva al poco tiempo. Esto puede llegar a afectar a muchos aspectos de nuestra vida, incluyendo el sexual, como vamos a comprobar en este artículo.
Un problema cada vez más común
La obesidad es un problema que afecta a buena parte de la población en países desarrollados. Se da la irónica y triste situación de que en los países menos desarrollados, el problema es precisamente el contrario. La polarización del planeta, con unos que tiene mucho y otros muchos que tienen muy poco, tiene este tipo de consecuencias.
La gente en países desarrollados come demasiado, pero sobre todo, muy mal. Productos ultraprocesados, con poco aporte vitamínico pero mucha grasa… Esto provoca que, junto al sedentarismo habitual, la mayoría de la población esté por encima de su peso. Los problemas de obesidad suelen llegar cuando esto se descontrola demasiado y afecta al resto de nuestra vida, a través de problemas de circulación, por ejemplo.
Pérdida de libido, atractivo y resistencia
Cuando el sobrepeso llega a un punto excesivo ya se considera obesidad. Esto se denota no solo en unos kilos de más en la zona del abdomen, sino también en el resto del cuerpo. Esto se debe sobre todo a la acumulación de grasa en esas zonas, que puede estar provocada por numerosos factores. Sean cuales sean, la consecuencia es vernos con un cuerpo más grande y menos atractivo, en la mayoría de casos. Esto hace que nuestra confianza baje, que nos sintamos con poca autoestima, no solo por vernos así sino por saber que es algo que puede traernos problemas de salud. La falta de libido también es una consecuencia recurrente en personas con sobrepeso excesivo. La obesidad puede llevarnos a dejar de sentir deseo, sea por motivos psicológicos o propiamente físicos.
Esto afecta tanto a hombres como a mujeres, sin distinciones, aunque evidentemente cada cual tiene unas consecuencias directas de este problema. En los hombres, por ejemplo, los problemas de obesidad pueden provocar disfunción eréctil por varios motivos. Empezando por la dificultad que tiene la sangre para llegar al pene y provocar una erección, y pasando también por los problemas psicológicos que atenazan al hombre en ese momento tan delicado. Al sentirse poco atractivo o inseguro, a veces es complicado llegar a tener una erección. Esto también afecta a su resistencia a la hora del coito, ya que la obesidad dificulta más los movimientos y nos hace estar en peor forma. De la misma manera, las mujeres pueden tener problemas para excitarse por culpa precisamente de una mala circulación sanguínea. Esto viene acompañado de sequedad vaginal y dolor incluso en las relaciones, lo que automáticamente provoca cierta desgana en las mujeres ante el sexo.
Problemas cardiovasculares
Una de las consecuencias más graves de la obesidad es la acumulación de grasa en las arterias. Esto provoca problemas cardiovasculares que pueden ir desde el aumento del colesterol en sangre hasta la propia mala circulación. De hecho, las personas con obesidad tienen muchas más posibilidades de sufrir ataques cardíacos e infartos que las personas que se mantienen en un peso adecuado.
Esto también afecta, como ya hemos visto, al terreno sexual. La limitación de movimientos de un cuerpo excesivamente pesado hace que el sexo no se disfrute tanto, y es algo que puede suponer una gran barrera para el placer. Los problemas cardiovasculares también pueden ser un riesgo a la hora de realizar una actividad intensa como tener relaciones sexuales, ya que a veces el corazón no aguanta esos esfuerzos y se corren ciertos riesgos.
Ejercicio y dieta saludable, la solución
Por fortuna, en la mayoría de casos los problemas de obesidad pueden solventarse con una dieta adecuada y mucho ejercicio. Dependerá también de cada persona, y es que hay veces en las que esta cualidad es congénita y se tiende a engordar demasiado por poco que se coma. En este tipo de casos es mejor ponerse en manos de un buen especialista y acatar sus consejos, que tendrán que ver sobre todo con el tema del ejercicio. Y es que podemos crear rutinas personalizadas para disfrutar de una vida mucho más saludable, bajando además nuestro peso y ganando en flexibilidad de paso.
Estos nos llevará a sentirnos mejor, ya que el deporte no solo beneficia a la salud física, sino también mental, a través de la segregación de dopamina. Aunque muchas personas obesas sienten que el ejercicio no va a poder solucionar sus problemas, ya que se ven incapaces de hacer deporte, existen muchas disciplinas sencillas y efectivas. El trabajo físico debe compaginarse también con una buena alimentación, que no hace falta que sea una dieta estricta, sino saludable y sana. De la misma manera, el trabajo psicológico es fundamental para que la persona con obesidad sienta que está en el buen camino. El sentirse atractivo o atractiva puede ser la clave para esforzarse aun más en bajar de peso y conseguir un cuerpo mucho más estilizado. No se trata de un canon de belleza, sino de una cuestión de simple salud.