Beneficios para el sistema cardiovascular
Entrenar a menudo suele ser una de las mejores fórmulas para prevenir los problemas cardiovasculares, tanto directa como indirectamente. Y es que al entrenar en resistencia, nuestro organismo se vuelve más fuerte y permite que nuestro corazón también lo sea, consiguiendo así que su funcionamiento sea perfecto. Además, el ejercicio físico nos ayuda también a evitar el sedentarismo y la obesidad, que son dos de los más peligrosos factores de riesgo para sufrir una enfermedad cardiovascular. El ejercicio nos ayuda a quitarnos de encima el peso que nos sobra, a eliminar toxinas y todo aquello que nos hace mal, algo que será mucho más sencillo si hemos seguido una dieta sana y equilibrada.
Ayuda a prevenir enfermedades
Ya hemos visto que el ejercicio ayuda al sistema cardiovascular, equilibrando y mejorando, por ejemplo, la respuesta de la presión arterial, uno de los indicadores más importantes para saber que estamos sanos. Al hacer ejercicio prevenimos también la obesidad, para que la grasa no se acumule en nuestro organismo y nos provoque daños colaterales. De la misma forma, el ejercicio moderado y continuado puede servir como mejor prevención para la aparición de la artrosis, esa enfermedad reumática que se deriva del desgaste de las articulaciones. Evitaremos igualmente otras enfermedades parecidas, como los dolores de espalda, siempre que hagamos ejercicio correctamente y sin llegar a forzar demasiado nuestros músculos, que son imprescindibles para que todo el cuerpo se mueva de la mejor manera posible.
Mejora el autoestima
Una de las funciones principales del deporte, más allá de permitirnos mantener la forma, es también despejar nuestra mente. Todos los que lo practican de forma habitual, incluso aquellos que no lo tenían muy caro al principio y que les costó muchísimo conseguir adaptarse a la rutina de ejercicio diario, afirman que llegado a un punto, el deporte se les hace necesario para despejarse de todo lo demás, y les ayuda a mejorar en su actitud y en su visión de las cosas. Cuando uno hace deporte, el cerebro le premia generando una hormona llamada Dopamina, conocida como la hormona de la felicidad, que hace que nos sintamos alegres y satisfechos después de haber hecho ejercicio. Nos alivia del estrés y la ansiedad, y además nos permite mejorar nuestra autoestima al ver que somos capaces de superarnos, y que físicamente también estamos más sanos.
Mejora la calidad del sueño
Otro de los principios básicos para llevar una vida saludable es dormir correctamente. Para un adulto normal, las siete u ocho horas de sueño deberían ser indispensables para llevar una vida equilibrada. Y es que el dormir bien produce efectos muy beneficiosos en nuestro cuerpo y en nuestra mente. Ese descanso será mejor cuando hacemos ejercicio, porque llegaremos más cansados a la hora de dormir y estaremos mejor preparados para ponernos en brazos de Morfeo. Conviene también evitar cualquier tipo de sobreexcitación en las horas previas al sueño, como pantallas de móvil por ejemplo. La calidad del sueño hará que estemos mejor preparados para enfrentarnos a las tareas cotidianas al día siguiente, incluyendo, por supuesto, el continuar haciendo deporte.
¿Cuánto debe durar el ejercicio diario?
Dependerá muchísimo de la constitución de la persona, de sus hábitos y necesidades, y por supuesto, del tipo de ejercicio escogido. Normalmente, se recomienda realizar al menos cuatro o cinco sesiones fuertes semanales. Podemos hacer ejercicio todos los días, pero no hay que hacer siempre el mismo, ni con la misma intensidad. Si llevamos dos días machacándonos en el gimnasio durante al menos una hora, al tercero podemos salir simplemente a pasear a ritmo rápido durante usos cuarenta minutos. Si lo que queremos sencillamente es mantener la forma y movernos un poco, con media hora al día será suficiente. Lo mejor es ir probando diferentes métodos, para quedarnos con el que mejor nos funcione.