Cuando uno está tratando de adelgazar y ponerse en forma, parece que todo lo que tiene delante son trabas y problemas, obstáculos que le impiden conseguir su objetivo de una manera eficaz. En ocasiones esto es así, pero en la mayoría de casos, la fuerza de voluntad de esa persona es lo único que importa a la hora de poder adelgazar. Si pones de tu parte y te esfuerzas, si sigues una dieta equilibrada y haces deporte, los resultados llegarán antes o después. Eso sí, hay gente que parece tenerlo mucho más fácil, o más difícil, según su genética. Porque al fin y al cabo, ese concepto también tiene mucho que ver en este tema.
Eso sí, no debemos tampoco abrazar la complaciente idea de que son los genes los que nos hacen engordar, y de que luchar contra eso es imposible, porque tampoco es cierto. Está en nuestra mano revertir una situación de obesidad, a través de nuestro esfuerzo y de nuestro trabajo. Tal vez nos cueste un poco más, puede ser, pero eso no significa que no podamos lograrlo llegado el momento. Por eso hemos de tener en cuenta la genética en nuestra forma de adelgazar, pero no verla como la única razón por la que estamos así. Hemos de ir mucho más allá y analizar toda la situación completa y en su contexto.
Aspectos que te ayudarán a rendir mejor
Por ejemplo, podemos entender que la genética juega un papel fundamental en nuestra obesidad solo porque nuestros padres sean obesos, aunque eso no tiene porqué estar relacionado directamente, o al menos no de esa manera. Si crecemos en un hogar en el que nuestros padres no llevan una dieta demasiado saludable, da igual cual sea nuestra genética, es posible que nosotros tampoco aprendamos a comer bien. Por eso es tan importante llevar una dieta equilibrada y a partir de ahí, ver cómo responde nuestro cuerpo. Tal vez probando diferentes dietas, cada cual siendo rica en un aporte y dejando de lado otro, podremos encontrar la que definitivamente nos sirve para perder peso, según nuestro propio metabolismo.
Ganancia de masa muscular según tus genes
Si lo que queremos no es tanto bajar de peso sino ganar masa muscular, lo que deberías analizar son tus polimorfos, para determinar la facilidad que tienes para desarrollar esa hipertrofia muscular que deseas. Todo el mundo puede “ponerse cachas”, pero como ocurre con el tema de adelgazar, a algunos les costará más que a otros, y de hecho, muchos solo podrán llegar a un punto de hipertrofia muscular de forma natural. A través de la fusión de nuevas células, llamadas células satélites, el cuerpo se prepara para generar más músculo. Es precisamente la presencia de esas células satélites lo que facilitará en mayor o menor medida que podamos muscularnos más fácilmente, o de una manera más rápida.
La genética y su relación con las lesiones
Otra de las relaciones más interesantes que hay entre la genética y el ejercicio son las lesiones. Nuestra genética puede llegar a determinar en un principio lo protegidos o desprotegidos que estamos ante determinados daños a la hora de hacer ejercicio. Sin embargo, en este sentido también cuenta mucho el sedentarismo y la actividad física que estemos acostumbrados a realizar, o más bien, la carga de la misma. Hay personas que parecen estar hechas de goma y no lesionarse nunca, incluso cuando la carga es extrema, y otras que no son capaces de aguantar ese ritmo tan alto y se rompen con mucha más facilidad. La genética juega un papel importante en este sentido, pero también puede deberse a otras razones, incluso en los deportistas profesionales, que pueden llegar a sufrir diferentes lesiones a lo largo de su carrera por una debilidad natural en una de sus piernas, por ejemplo.
Test genéticos para personalizar el entrenamiento
Una de las posibilidades para mejorar la eficacia de nuestro entrenamiento es realizarnos un test genético, para conseguir conocer mucho más sobre nuestro sistema muscular, sobre nuestros genes a la hora de la producción de las células que a su vez crean los músculos, de las posibles lesiones que podemos sufrir según la carga de trabajo que tengamos e incluso de los posibles riesgos cardiovasculares. Este tipo de test son algo caros y finalmente nos dan buenas pistas sobre nuestro desempeño genético de cara al ejercicio, pero no son definitivos, ni mucho menos. Eso sí, nos pueden ayudar mucho a personalizar nuestro entrenamiento para aprovechar al máximo la genética que tenemos y lograr nuestros objetivos maximizando el esfuerzo que realicemos.